Mi papá siempre tuvo lo que
quiso: cuando nació mi hermano mayor, quería niño; después vine yo, y si, quería niña y, con mi hermano menor, no cambió nada.
Desde los dos años no paré
de hablar, y mi papá me pegó el gusto por la música. Timbiriche siempre me gustó. Tenía el recuerdo en un cassette donde cantábamos con su guitarra. Se echó a perder, o mas bien, mi hermano
pequeño le sacó toda la cinta cuando tenía 2 años, en uno de sus actos de vandalismo. Pero bueno, de mis pasiones hablaré más adelante.
Viví en Naucalpan hasta los
3 años, después nos mudamos a Cuautitlán, donde he vivido prácticamente toda mi vida.
Crecí en medio de un cambio
tecnológico o al menos, en su evolución. Todavía formé parte de la generación de las salidas con amigos para jugar avioncito, stop, cuerda, listón…
Fueron tiempos buenos,
aquellos en los que el internet y los celulares aún no nos alcanzaban.
Fue en el 2004 cuando tuve
mi primer computadora, en el mismo año que mi hermano menor nació. Pero el internet aún era limitado. Nos conectábamos después de las 8 y había que desconectar la línea y se escuchaba un
ruidito extraño. Digamos que la mitad de mi vida fue infancia bonita y la otra mitad me sumergí en el mundo digital.
Pero no del todo, como lo
dije en un principio, la música siempre me ha gustado: me gusta cantar y con el paso del tiempo he mejorado mi rango vocal con algunas clasecitas express. No, no es lo único que me apasiona.
También amo dibujar. Desde los 13 años entre a la onda del dibujo realista, pero no dibujo desde ese entonces. Cuando era niña, unos 3 o 4 años, siempre agarraba el cuaderno que tuviera
enfrente. Me llegaban a comprar colores cada semana porque siempre me la pasaba dibujando cualquier cosa. Recuerdo una vez que salimos de vacaciones con mi familia de Guanajuato e hice un
berrinche porque quería dibujar y no había papeleras cerca para comprar colores y cuaderno.
Pero bueno, a los 13 años
empecé a dibujar realismo y fui practicando poco a poco. Lo dejé dos años y lo retome en el 2014. Aprendí muchas cosas con YouTube.
También desde el 2014 empecé
a subir los dibujos que llegaba a hacer a mi cuenta de Instagram, y poco a poco empezaron a gustar.
Mi gusto por el dibujo me
hizo desarrollar también el gusto por la publicidad, todo lo que tuviera que ver con la parte creativa: edición, tanto de video como de imagen. Así que decidí estudiar Diseño en el
bachillerato y me di cuenta que de verdad me gustaba todo el ambiente de la creación y medios.
Aún así, me fuí por estudiar
Diseño e hice examen para la UNAM y la UAM. No me quedé y me di un año sabático.
Al año siguiente, preferí ya
no hacer examen para la UNAM nuevamente, pues no quería perder el tiempo. Entonces, buscando opciones, encontré la UAPH y la carrera en Comunicación. Opté por estudiarla porque era lo más
cercano a lo que me gustaba.
Actualmente estudió el sexto
semestre de la licenciatura y me siento muy feliz de estar realizando un sueño: tener una carrera profesional.